Antes de adquirir filtros para fotografía o cine hay que saber que existen dos tipos de sistemas: los filtros de rosca, que son circulares y van enroscados a la parte frontal de la lente, y los filtros que se colocan a través de un portafiltros, cuya forma suele ser cuadrada o rectangular. El debate sobre los distintos sistemas de filtros nunca acaba, ya que ambos tienen sus ventajas y sus desventajas. A continuación vamos a explicar algunas de ellas.
La forma circular de los filtros de rosca permite que estos queden perfectamente adosados a la lente, casi sin que se note su presencia, por lo que son menos aparatosos y resultan muy cómodos de utilizar tanto para fotografía como para cine. Debido a su comodidad, este es uno de los sistemas más populares. El principal problema de estos filtros es que las lentes tienen diferentes diámetros y habría que comprar uno por cada diámetro distinto que tengamos. Por tanto, debido a su poca versatilidad, necesitaríamos varios filtros para cubrir todas nuestras lentes y esto repercutiría en nuestro presupuesto. Otro problema es que este sistema es algo rígido porque no permite modificar la dirección de los efectos, como por ejemplo, puede suceder en el caso de filtros degradados.
Los filtros que se colocan en portafiltros suelen tener una forma cuadrada o rectangular. La principal ventaja de estos sistemas es su versatilidad, pues con un sólo portafiltros sería suficiente para utilizar todos los filtros que queramos. Así, este sistema resultaría más ecónomico que el de los filtros de rosca. Otra de sus ventajas es su flexibilidad, ya que permite modificar la posición del filtro, de tal manera que si tenemos un filtro degradado, el portafiltros nos permitirá cambiar la dirección del degradado (de izquierda a derecha, de arriba a abajo, etc.), algo que con los filtros de rosca no se puede hacer. Su principal desventaja es su aparatosidad, ocupa más espacio y puede resultar molesto para alguien que se dedique a la fotografía o al cine pero no esté acostumbrado a este sistema.
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